Los rohingya, el pueblo perseguido que también sufre el terremoto en Myanmar

Apátridas sin acceso a la sanidad, la educación o el voto, los rohingya tienen que pedir permiso a las autoridades para contraer matrimonio o salir de su aldea. Naciones Unidas lleva años alertando de la desgracia de un pueblo “sin amigos y sin tierra” y hace décadas que aprobó una resolución en la que urgía a Myanmar a dar acceso a la ciudadanía a esta minoría, que es el 5% del total de los 60 millones de habitantes del país.